sábado, 6 de junio de 2015

Por la intuición se llega al corte de la rosa

¿Cuándo ha fallado? Creo que solo cuando la locura había ocupado casi toda parte de mí. Y eso es solo un quizás, porque quizás tampoco había fallado ahí. Fallar, fallado. ¿Cuándo ha fallado? Siempre es la misma sensación, tan apretado, tan risitas, tanto veneno, tanto desamor. Nadie está libre de ese veneno, de esa idea. Llega y se queda, llega y se lleva todo. 

Hace tiempo no lo sentía y en realidad ahora es distinto, con más potencia, el final de lo único en lo que has creído de verdad (qué hipocrecía), el final otra vez mezclado con el tiempo de la negación hasta morir, ya que, obviamente, nunca lo escucharé de su boca. Quizás ni siquiera lo ha notado aún, quizás me di cuenta más rápido. Quizás no está preparado para cortarse las alas aún, quizás piensa que puede arrepentirse. Quizás fue solo mi parecer alterado (cabe constatar que si bien nunca ha fallado, nunca ha estado alterado por lo que altera la percepción) aunque, de todas maneras, el germen apareció en mí antes, específicamente el día en que todos estaban alterados menos yo. 

Las consecuencias de todos mis supuestos son a las que más temo ahora. Me estoy cerrando, estoy regresando a mí, estoy comprendiendo que desde hoy puede que no vuelva a sentirte mío jamás. Estoy temiendo a que desde ahora la historia vuelva a su inicio, y yo, con todo lo que soy, no pueda hacer nada para regresar al final.



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