Ojalá fuera fácil, ojalá pudiéramos comprendernos, ojalá pudiera retroceder el tiempo para evitar su condena, para evitar el momento en el que dejó de lado su cuerpo. Creí y me sumergí en que había sido yo a la que más habías desamparado, y te odiaba por eso, pero ahora... ahora te odio más porque esa no fui yo, porque nunca soy yo, porque siempre condenas mi complemento y me haces parecer como la más malvada de todas las malvadas. No es fácil vivir con el cargo de consciencia de no haber levantado al primero, de tener que cargar con su carga de pesar y de odio por la infidelidad de mi cuerpo, por un pasado que me condena y que no puede ser liberado, por culpa de esa noche en que el universo entero conspiró en destruirlo, para cambiar su vida para siempre y condenarme en mis presentes. Con cargo de consciencia por tener que hacer pasar por todo esto al segundo, que por ser segundo no es menos importante claro.
Aun no acabo de desangrarme y estoy atada a los cargos de consciencia, a quizás el 10% de la carga que Dios ha tenido que sufrir por mi culpa, por desobediente, por carne débil, por celosa, por egoísta, por acomodada, por floja... centenares de características que se resumen a una sola cosa: mi fracaso, mi manía de destruir lo que amo, mi manía de cortar las alas. Y voy a volver a manifestar mi odio, porque aun que me has hecho la más feliz complementandome con distintas almas, me has destruido y me vas carcomiendo más y más por dentro a medida que voy creciendo, por cada construcción me das el doble de destrucción que resuena en todas mis alianzas y aunque ahora de nuevo me estés haciendo la más feliz junto a este nuevo complemento, mi trato hacia ti será distinto, ya no me derramo tanto, ya no me conoces tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario