Algo redondo, blanco y tan sencillo con tantos temas y significados que se nos hace imposible pensarla e imaginar sólo un punto. Tanto respeto, tantas canciones en su honor, tanta epifanía, tanta travesía.... hombres la adoran, niños le temen y no se cansan de gritar pero yo al contrario, prefiero reservarme y no mirarla, prefiero respetarla de lejos ya que la pienso y la miro con destrucción, miro con sangre y a la vez con construcción y con esperanza sin igual porque es perfectamente gorda y hermosa. Prefiero destruirla con la mirada para poder después construirla a mi manera y de la forma que a mi me guste, otros prefieren regalarla, tal cual es, con todas sus riquezas de mineral sin explotar y con todos sus espejos de ángel caído reflector del sol como lucifer de Dios.
Otros simples como lobos prefieren ahullarle en un grito sin finalidad y sin rumbo, o por lo menos con un rumbo secreto para conversarlo en claves que sólo ella comprenda y pueda dar paz, con rostros encandilados como si casi pudiera escucharlos, como si pudiera entenderlos. Todos tratando de imaginar, como sería tener una perfecta cita con ella, un romántico encuentro donde ella pueda decirnos, todo lo que Dios guarda, todo lo que ella observa de arriba y refleja regalándonos el 10% de calma hacia el conocimiento.
Hermoso satélite reflector, voy a hacerte mía en sueños, voy a hacerte mía en compases, sólo si nuestro Señor me lo permite claramente, voy a agradecerle desde hoy, ahora, mediante mis dedos y mi alma, por habernos obsequiado el bello regalo de tu cuerpo y de tu entorno, tan brillante y tan perfecto, como su gloria divina. Voy hacerte mía para que salgas de mi alma junto con todo lo que se te acerca y por lo que no he agradecido, voy a hacerte mía para no olvidar que existes ni que existe. Luna cuerpo redondo y perfecto, reflector de Dios.
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